Durante mucho tiempo, hablar de cannabis y deporte en la misma frase parecía un contrasentido. Sin embargo, eso está cambiando. Hoy, cada vez más personas activas incorporan cannabinoides en sus rutinas deportivas y muchos deportistas —profesionales y amateurs— afirman que les ayuda en la concentración, la recuperación muscular y hasta en la motivación.
¿Moda pasajera? ¿O estamos frente a una herramienta real para el bienestar físico? Para entenderlo, hace falta ir más allá de los prejuicios y mirar lo que dice la ciencia… y también lo que cuentan quienes lo usan en su vida cotidiana.
Un cambio de paradigma en el mundo del deporte
No hace tanto, el cannabis era percibido como una sustancia que generaba pasividad, sedentarismo y pérdida de reflejos. Sin embargo, los últimos años trajeron una revisión profunda de ese estigma, en parte gracias al auge del cannabis medicinal y del CBD.
Hoy se sabe que ciertos compuestos del cannabis tienen efectos antiinflamatorios, ansiolíticos, analgésicos y relajantes musculares. Y no solo eso: varios estudios sugieren que el sistema endocannabinoide está involucrado en funciones esenciales durante el ejercicio, como la regulación del dolor, el estado de ánimo y la percepción del esfuerzo.
¿Qué pasa en el cuerpo cuando entrenás y consumís cannabis?
Durante la actividad física, el cuerpo activa naturalmente su sistema endocannabinoide, que regula procesos como el apetito, la energía, la respuesta al estrés y la sensación de recompensa. Esta activación estaría detrás de lo que muchos llaman el “subidón del corredor” —esa sensación placentera y casi eufórica tras un entrenamiento intenso—.
Al incorporar cannabinoides como el THC o el CBD, algunos deportistas afirman que mejoran su foco mental, disminuyen la ansiedad previa a competencias o entrenamientos y sienten menos dolor después del esfuerzo.
Pero no todos los efectos son iguales. Mientras el CBD se vincula principalmente a la recuperación, el sueño y la inflamación, el THC puede tener un impacto más directo en la percepción del esfuerzo y la conexión mente-cuerpo, aunque también puede afectar la coordinación en ciertas dosis.
¿Mejora el rendimiento o es solo percepción?
No hay una respuesta única. Algunos estudios pequeños han sugerido que el cannabis no mejora directamente el rendimiento físico —es decir, fuerza, velocidad o resistencia—, pero puede influir positivamente en la motivación, la tolerancia al dolor y el disfrute del ejercicio.
Esto es clave en entrenamientos de larga duración o en disciplinas como el yoga, el trail running, el skate o el ciclismo recreativo, donde el estado mental influye tanto como el físico.
De hecho, en lugares como California o Colorado, es común encontrar eventos deportivos con presencia de cannabis legal, así como marcas que desarrollan productos especialmente pensados para atletas: aceites sublinguales, cremas, bebidas y hasta gomitas funcionales.
Recuperación muscular: el CBD como aliado
Después del entrenamiento, llega el momento de la recuperación. Y ahí es donde el cannabis, especialmente en su forma no psicoactiva, parece mostrar su mayor potencial.
El CBD ayuda a reducir la inflamación, alivia pequeñas lesiones musculares y mejora la calidad del sueño. Todo eso contribuye a que el cuerpo se repare más rápido y de manera más eficiente. Además, puede disminuir el uso de antiinflamatorios tradicionales, que a largo plazo pueden generar efectos secundarios.
Muchos corredores, ciclistas y entrenadores personales incorporan cremas tópicas con CBD en zonas específicas del cuerpo para aliviar contracturas o molestias articulares. Y aunque cada organismo responde de forma distinta, el testimonio general es positivo.
Lo que dicen los atletas profesionales
A pesar de las regulaciones deportivas internacionales, cada vez más atletas reconocen públicamente su consumo de cannabis, especialmente fuera de competencia.
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Nate Diaz, luchador de MMA, fue uno de los primeros en usar vaporizadores de CBD en conferencias de prensa tras sus combates.
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La velocista Sha’Carri Richardson fue noticia en 2021 por haber sido suspendida tras un test antidoping, lo que generó un debate global sobre el rol del cannabis en el deporte de élite.
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En deportes extremos como el snowboard, el surf o el skate, el cannabis está integrado desde hace décadas como parte de una cultura que prioriza el flow mental y la conexión con el cuerpo.
Esto no significa que el cannabis sea para todos los deportistas, ni que deba usarse sin criterio. Pero sí deja claro que el vínculo entre cannabis y actividad física ya no es tabú.
Aspectos legales y éticos: lo que hay que saber
Antes de incorporar cannabis a tu rutina deportiva, es importante considerar la normativa local. En muchos países, el CBD está legalizado para el uso personal y no figura en las listas de sustancias prohibidas, siempre que no contenga THC en niveles significativos.
Sin embargo, en competencias oficiales, el THC todavía puede dar positivo en controles antidoping, especialmente si se consume en los días previos. Por eso, quienes participan en torneos federados o internacionales deben informarse bien antes de tomar cualquier decisión.
Además, el uso responsable es clave. No todos los tipos de cannabis son adecuados para entrenar, y la dosis también influye muchísimo en el resultado. Lo que para una persona representa un estímulo, para otra puede ser una distracción o incluso un freno.
¿Vale la pena probarlo? Algunas preguntas antes de empezar
Antes de incorporar cannabis a tu práctica física, conviene preguntarte:
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¿Cuál es tu objetivo: reducir dolores, mejorar la concentración, relajar el cuerpo?
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¿Tenés experiencia previa con cannabinoides? ¿Conocés tu tolerancia?
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¿Buscás un efecto psicoactivo leve o querés evitarlo por completo?
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¿Entrenás de día o de noche?
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¿Tenés alguna condición médica que podría verse afectada?
Responder estas preguntas ayuda a elegir el producto y la dosis adecuada, así como a anticipar posibles efectos indeseados. Como con cualquier suplemento, la clave está en la personalización y en la escucha activa del cuerpo.
El movimiento como ritual, el cannabis como compañero
Para muchas personas, el ejercicio no es solo físico: es un ritual de autoconocimiento, de conexión, de superación. En ese marco, el cannabis aparece no como un atajo, sino como un aliado que acompaña desde otro lugar, más sensorial, más consciente.
No se trata de rendir más, ni de forzar límites. Se trata de disfrutar el proceso, aliviar tensiones, dormir mejor y cuidar el cuerpo con herramientas naturales. Y en ese camino, cada vez más personas encuentran en el cannabis —especialmente en el CBD— un compañero valioso.




